lunes, 12 de abril de 2010

Segundo libro del RC. Fue hermoso leerlo. Me sentí como en el colegio, porque fue como leer una novela para un book report. Teníamos que hacer un resumen de cada libro que leíamos.
Me encantaron las hermanas llamadas las "Calendar Sisters". Sin duda alguna, August Boatwright es el personaje central sin quien la novela no tendría la magia que sentí al leerla.

August era una mujer sabia, prudente, amorosa y cálida. Lilly no se pudo encontrar un mejor refugio físico o emocional. Lilly llega al hogar de las Calendar Sisters después de un incidente que la obliga a huír.

Lilly me hizo sentir un profunda compasión al saberla tan abandonada. ¡Pobre niña! Quedó en manos de su padre, un hombre tan despreciable y desalmado. Me conmovió también la búsqueda desesperada por esa madre que murió cuando ella tenía apenas tres años. August le dijo lo que yo también le hubiera dicho. Una madre nunca se sustituye con nada, ni con nadie. Es un vacío tan profundo y tan oscuro que nada lo llenará jamás.

Por eso, concuerdo con August cuando le dijo a Lilly que buscara dentro de su corazón, que hallaría ahí lo que buscaba. Es esa fuerza que un hijo necesita para salir adelante, para poder retomar la vida y seguir.

Interesante y doloroso también fue leer sobre las diferencias raciales que existían en los años 60 en los Estados Unidos. Es increíble que se pensara que una persona fuera inferior tan solo por tener un color de piel distinto. Es difícil de concebir una sociedad en la que había lugares prohibidos para los negros o un lugar con dos puertas diferentes, una para los blancos y otra para los negros. Ni siquiera podían compartir un autobús libremente, sino que tenían que sentarse en la parte trasera del bus, y los blancos adelante.

¡Qué bueno que todo ha ido cambiando al punto de que el hombre más poderoso del mundo es negro! Es cierto que aún se dan muchas injusticias producto de la discriminación y los prejuicios, pero me alegra que el sueño de Martin Luther King Jr. se ha hecho realidad poco a poco; soñaba con que algún día sus hijos no fueran juzgados por el color de su piel, sino por su carácter.

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